martes, 17 de febrero de 2009

arreglando atardeceres!!!!

Tratando de buscar un refugio “I” se escondía para poder ordenar su mente, fue un día pesado de oficina, esos días en los que más de una plática interesante se puede apreciar o menospreciar, se trataba de uno de esos días malhumorados en que los vagos recuerdos de un compromiso se mezclaban con las ideas alternadas de planes de escapes, el revoloteo de las teclas amenizaron su tarde por lapsos que parecían canciones minimalistas de alguna mente siniestra dispuesta hacer estallar en éxtasis cada neurona de su cabeza, el fuego se fundía junto a su ventana, la belleza que irradiaba la tranquilidad de la realidad vista desde media altura lo tranquilizó, siguió con la rutina, buscando contenerse de cualquier revoloteo que manifestara su inquietud por lo que pasaría… Del otro lado de su cabeza se entre apuestas y apuestas se encuentra el futuro de “A” joven inquieta, esa misma noche que se toparía con una de las mayores inversiones de su prematura vida, el vicio al azar o la pura coincidencia de juntar dos tipo positivo, se dedicó a contar cada segundo de su tremenda espera que la llevó a 240 cajitas de colores en su mente de terciopelo pink, hablando de forma extraña esperaba impaciente el momento de llegar al lugar escogido por terceros. El nerviosismo se apoderó de ambas mentes y los recorridos se hacían más cortos a cada instante, los malos trazos urbanísticos de la ciudad delimitan cada momento cotidiano de la vida, esos mismos se han empeñado en vender por gotero o en comprimido. Empezaremos con el juego de su boca y las cuatro letras mal pronunciadas que le quitarían el sueño, las palabras adornadas acompañaron los movimientos realizados por ella, las perfecciones eran como una buena mano en el casino de la vida, sería el inicio del vuelo al lujurioso cielo del deseo, una vueltita por la luna. Entre ansiedades, el juego continuo, él y su mejor amigo “J”, soñaron con noches y noches de esta conexión, ella al contrario empezaría a disimular más y tratar la manera de no volar tan alto, le fue imposible contenerse por un momento levantó la vista y lo vio a él en esa misma ansiedad que ella tratando de darle vuelta al destino la perfeccionó más, sobrellevando una noche de excesos, cerrando la tienda del azar por la merienda y dejando el corazón al descubierto pidieron otra mano y dos bebidas. El juego terminó en derrota para ella, perdió más de lo que llevaba puesto y como ganancia un par de dudas que le dieron vueltas en su cabeza por las siguientes cuatro noches, vio a su compañero, se acercó a él se dejó amarrar por sus brazos y sintió el tacto por su espalda. Lo manchado de su cintura no fue una coincidencia, esa mezcla entre noche y día se complementaron con la oscuridad de él, para ese entonces las miradas ya no se regalaban al público general…

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